Villa Epecuén, el legendario destino termal de la provincia de Buenos Aires, vivió dos vidas.
Fundado en 1921 y transformado en un imán para el turismo de lujo durante décadas, sufrió una devastadora inundación en 1985 que lo dejó sumergido bajo el agua. Hoy, resurgió de las ruinas como un atractivo único que combina historia, naturaleza y turismo termal.
Una historia marcada por el esplendor y la tragedia
Conocida por la alta salinidad de su lago, comparable con la del Mar Muerto, Epecuén fue durante décadas un destino de bienestar y relax. A partir de los años 20, se consolidó como un polo turístico gracias a sus aguas termales y su accesibilidad por tren. En su auge, albergaba 1.500 habitantes, contaba con seis mil plazas hoteleras y recibía 25.000 visitantes por temporada. Sin embargo, la tragedia llegó en noviembre de 1985, cuando una crecida del lago destruyó un terraplén protector e inundó completamente la localidad.
El resurgir de un pueblo fantasma
Décadas después de la tragedia, el área inundada comenzó a emerger, revelando un paisaje desolado pero cautivador. Las ruinas de Epecuén se convirtieron en un destino para exploradores, fotógrafos y curiosos. Entre las estructuras más emblemáticas que resisten el paso del tiempo están el antiguo matadero, el cementerio y los cimientos de las casas, ahora cubiertas de sal.
Atracción turística y terapéutica
El lago Epecuén no solo conserva su fama por la salinidad extrema de sus aguas, que permiten flotar sin esfuerzo, sino también por sus propiedades curativas. Las Termas de Carhué, a pocos kilómetros de las ruinas, son un centro de turismo termal que atrae a visitantes de todo el país. Aquí se tratan afecciones como artritis, artrosis y enfermedades de la piel, combinando modernas instalaciones con la tradición de fangoterapia y aguas medicinales.
Propuestas imperdibles para los visitantes
El área ofrece una variedad de actividades que van desde safaris fotográficos en las ruinas hasta caminatas al aire libre y avistamiento de aves. Entre las opciones más destacadas se encuentran:
- Safaris fotográficos en las ruinas del pueblo y en la región serrana cercana.
- Cabalgatas y caminatas a lo largo del arroyo Pigüe o la costa del lago, ideales para disfrutar de los atardeceres.
- Experiencias únicas como vuelos de bautismo sobre el lago y sus alrededores.
El récord que puso a Epecuén en el mapa mundial
En 2017, el lago obtuvo un Récord Guinness cuando 1.941 personas flotaron simultáneamente en sus aguas, demostrando al mundo las propiedades excepcionales de su alta salinidad. Este evento no solo resaltó las cualidades del lago, sino que reforzó el interés internacional por el destino.
Un lugar de memoria y resiliencia
Epecuén también es un sitio de memoria. Pablo Novak, el único residente que continuó visitando las ruinas, mantuvo vivo el recuerdo de lo que fue el pueblo hasta su fallecimiento en 2024. Sus historias y el legado de Epecuén son parte del Centro de Interpretación y Museo ubicado en la ex estación de tren, donde los visitantes pueden aprender sobre el pasado y presente del lugar.
Epecuén, entre lo histórico y lo contemporáneo
Hoy, Villa Epecuén es una combinación perfecta de historia, naturaleza y bienestar. Con una oferta turística que incluye termas, ruinas y paisajes únicos, se consolida como un destino ideal para quienes buscan explorar lo inusual y conectar con un entorno lleno de historias y belleza natural.