Cansados del humo, la contaminación y la falta de respuestas oficiales, vecinos del barrio Santa Elena iniciaron una campaña para exigir el cierre del basural a cielo abierto. La Defensoría del Pueblo ya intervino ante la denuncia de una concejal.
El malestar vecinal crece en Cipolletti. La sucesión de incendios en el basural municipal y la falta de medidas concretas por parte de las autoridades llevaron a un grupo de vecinos del barrio Santa Elena a organizarse y reclamar una solución urgente. En las últimas semanas, comenzaron una campaña de recolección de firmas para visibilizar el problema, que consideran “una amenaza directa a la salud pública”.
“Nos cansamos del humo y del silencio”
Sandra, una de las vecinas referentes del reclamo, explicó que el hartazgo fue el motor de la organización. “Nos cansamos. El humo tóxico entra a nuestras casas, no es solo Santa Elena o Santa Marta: afecta a toda Cipolletti. Incluso nos contaron que llegó hasta Fernández Oro”, relató.
El grupo de vecinas distribuyó volantes, mensajes por WhatsApp y recorrió el barrio puerta a puerta para sumar adhesiones al pedido de cierre del vertedero. “Lo que pasa es gravísimo. Hay quemaduras intencionales y reiteradas en el sector de ramas y residuos vegetales”, agregó Sandra.
Cruces con el municipio
Los vecinos aseguran que en una reunión mantenida a principios de año con el intendente Rodrigo Buteler, no obtuvieron respuestas satisfactorias. “Nos dijo que no era su problema, que sabíamos dónde habíamos comprado nuestras casas y que no iba a prometer algo que no pudiera cumplir”, contó la referente.
Desde el municipio sostuvieron que el basural depende de la Provincia y que no existen recursos para cerrarlo o trasladarlo. Pero los vecinos rechazan el argumento. “Él vive en Cipolletti, el humo también le llega. No puede mirar para otro lado”, replicó Sandra.
Sospechas e intereses detrás del basural
Además del daño ambiental, los vecinos advierten que hay intereses económicos y políticos detrás del mantenimiento del basural. Según denuncian, una familia con vínculos con el oficialismo tendría control sobre la recuperación informal de materiales reciclables, lo que frenaría cualquier intento de cierre.
“Hay miedo, muchos no se animan a firmar porque trabajan en el municipio. Pero nosotras ya no podemos más. Nos están envenenando”, dijo la vecina, quien aseguró que el objetivo es que el reclamo se viralice para presionar por una respuesta institucional.
La Defensoría del Pueblo toma intervención
El reclamo vecinal se sumó a una denuncia formal presentada por la concejal Ana María Napoli ante la Defensoría del Pueblo de Río Negro, donde se solicitó actuar frente a los incendios reiterados, la contaminación del aire y los riesgos para la salud de los habitantes y trabajadores del predio.
La edil acompañó su denuncia con fotos, videos, notas periodísticas y un proyecto de ordenanza para implementar la Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos (GIRSU), una iniciativa que nunca fue tratada en el Concejo Deliberante.
Primeras gestiones oficiales
La Defensoría del Pueblo confirmó que el 2 de octubre envió pedidos de informes a la secretaria de Ambiente y Cambio Climático de Río Negro, María Judith Jiménez, y al intendente Rodrigo Buteler, aunque hasta el momento no hubo respuesta.
“Estamos esperando la información solicitada para evaluar las medidas a seguir”, señalaron desde el organismo provincial. Se trata del primer paso institucional hacia un problema ambiental que lleva años sin resolverse.
El humo que no se apaga
El último incendio en el basural se registró el jueves 9 de octubre en el sector de ramas. Aunque desde el municipio informaron que fue controlado rápidamente, los focos se repiten con frecuencia alarmante. Las columnas de humo, el olor penetrante y las cenizas en el aire se volvieron parte del paisaje cotidiano para cientos de vecinos.
Una lucha que se expande
La campaña de recolección de firmas avanza en distintos barrios de la ciudad con el objetivo de sumar respaldo ciudadano y político. El pedido es concreto: cerrar el basural a cielo abierto y prohibir definitivamente las quemas.
La ciudadanía comienza a ocupar el lugar que la política no asume. Entre el humo y el cansancio, los vecinos de Cipolletti alzan la voz con una consigna clara: vivir sin contaminación no debería ser un privilegio, sino un derecho.
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