El gobierno de Rolando Figueroa redefinió el destino de los recursos extraordinarios, priorizando deuda pública y financiamiento previsional. En 2025, el 70% se destinará a obra pública.
El fondo anticíclico de Neuquén, creado con el objetivo de ahorrar ingresos extraordinarios de Vaca Muerta para enfrentar crisis futuras, cumplió un año y medio sin recibir nuevos aportes. La modificación legislativa aprobada durante la transición entre las gestiones de Omar Gutiérrez y Rolando Figueroa redireccionó estos recursos hacia necesidades inmediatas, como el pago de deuda pública y las jubilaciones del Instituto de Seguridad Social del Neuquén (ISSN).
Solo en 2024, el fondo dejó de percibir más de $150.000 millones, cifra que podría haberse destinado al ahorro según lo establecido en la ley original. Este monto equivale al 50% de las regalías de exportación de hidrocarburos de ese año, y para 2025 se estima que el total redirigido ascenderá a $354.000 millones debido al incremento en las exportaciones de Vaca Muerta.
El fondo anticíclico fue creado en 2020 bajo la gestión de Gutiérrez como una herramienta de ahorro para emergencias o caídas de ingresos provinciales. Sin embargo, en 2023, el Ejecutivo envió un proyecto para modificar su funcionamiento, permitiendo utilizar esos recursos hasta 2027 para cubrir el déficit previsional y pagar deuda pública.
Durante su gestión, Figueroa implementó esta flexibilidad: en 2024, los fondos se usaron primero para cubrir el déficit del ISSN y luego para atender vencimientos de deuda en moneda extranjera. Esta decisión marcó un cambio de enfoque respecto al propósito original del fondo, adaptándolo a las urgencias financieras del presente.
2025: apuesta a la obra pública
En el presupuesto 2025, el gobierno de Figueroa introdujo un nuevo esquema para la distribución de los recursos del fondo anticíclico. Ahora, el 70% de estos ingresos se destinará al financiamiento de obras públicas, mientras que el 30% restante se usará para seguir pagando vencimientos de deuda.
Esta modificación incluye la creación de un subfondo de desarrollo, que estará encargado de financiar proyectos de infraestructura estratégica. Sin embargo, hasta el momento, este fondo aún no ha sido constituido, y los recursos continúan utilizándose para el pago de deuda.
El gobierno proyecta que los ingresos al fondo durante 2025 serán de $354.000 millones, una cifra récord impulsada por el crecimiento de las exportaciones de hidrocarburos. Si se cumple con la nueva distribución, más de $250.000 millones podrían ser utilizados para infraestructura, en un contexto donde el presupuesto total para obras públicas asciende a $897.114 millones.
¿Un cambio necesario o el fin del ahorro?
El debate sobre el uso del fondo anticíclico ha generado posturas enfrentadas. Por un lado, el gobierno provincial defiende la necesidad de redirigir los recursos para atender demandas inmediatas, como la sostenibilidad de la caja previsional y el impulso a la obra pública. Por otro lado, críticos señalan que estas modificaciones desvirtúan el propósito original del fondo, dejando a la provincia sin un mecanismo de ahorro para afrontar eventuales crisis económicas.
El Consejo de Administración del fondo, integrado por funcionarios del Ejecutivo y representantes legislativos, será clave en la definición de las inversiones estratégicas a realizar con estos recursos. Mientras tanto, el rediseño del fondo anticíclico refleja un modelo de gestión enfocado en las necesidades del presente, pero que sigue dejando interrogantes sobre su sostenibilidad a largo plazo.