Los casos de captación de varones adultos son cada vez más violentos. El principal destino son las fábricas clandestinas de cigarrillos de Brasil.
El caso de Loan Danilo Peña, el niño correntino de 5 años desaparecido hace 38 días en circunstancias aún no establecidas, puso el foco en uno de los delitos más aberrantes, la trata de personas, y en la Triple Frontera, la zona más caliente de la región en materia de crimen organizado que comparten Argentina, Brasil y Paraguay.
Para conocer de cerca cómo es la actividad de los grupos que se dedican a este delito en ese lugar crítico, Infobae consultó a la fiscal Carina Sánchez, titular de la Unidad Especializada de Lucha contra la Trata de Personas del Ministerio Público Fiscal de Paraguay.
– Dra. Sánchez ¿hay mucha actividad de trata en la región?
-La verdad que sí. Yo estoy en el tema hace aproximadamente 20 años, desde que soy funcionaria en el Ministerio Público, y sí. Lo que pasa es que así como estás mencionando no se visibiliza tanto. Y es más tenemos a veces avances y luego retrocesos, como que se van a naturalizando algunas cuestiones y eso hace que se invisibilice la situación, que no se denuncie y que se normalice en muchos casos. Hablando de la Triple Frontera nosotros tenemos muchos departamentos y ciudades que están cerca que son identificados desde hace 20 años como ciudades y departamentos de origen de víctimas de trata, ya sea trata en la región, trata en Europa, y últimamente en los últimos años estamos viendo identificando muchos casos de trata con la finalidad de explotación laboral en Brasil, por ejemplo.
Antes, si bien se hablaba, se decía que había adolescentes, que había adultos que estaban siendo explotados, denuncias concretas o casos concretos no teníamos y eso cambió a partir de la pandemia. El cierre de la frontera también ayudó a darle nombre e identificar a los adolescentes y familias enteras que estaban siendo explotados en Brasil.
Justamente se menciona mucho la triple frontera pero que no se identificaba concretamente por la dinámica que hay especialmente entre Paraguay y Brasil donde los controles no se realizan de la manera que se hace con Argentina, por ejemplo, en la frontera y en los pasos formales.
– ¿Cómo es el movimiento? ¿el origen es en Paraguay hacia los otros países o es indistinto? ¿Dónde captan a las víctimas?
– Depende, o sea, en tema trata internacional nosotros somos país de origen principalmente en la mayoría de los casos. Y hablo objetivamente de los casos que ingresan en la unidad de trata. Tenemos muy pocos casos de país de destino o tránsito. En la mayoría de los casos las víctimas salen de Paraguay y están identificadas las ciudades como Caaguazú que hace años está sonando en todos los informes de los organismos internacionales. Caaguazú, Alto Paraná -que está en la frontera con Argentina y Brasil- siguen siendo ciudades de origen para trata laboral y también sexual, Brasil; trata sexual en Argentina; trata sexual en Chile y en Bolivia. En Europa, España es el principal lugar de explotación sexual, especialmente de mujeres paraguayas y se va abriendo este este panorama a otros países. Por lo menos los vamos identificando gracias a la cooperación que vamos teniendo con los países europeos.
En Europa, España nos abre la posibilidad de contactar con otros países, por ejemplo, Francia. Vimos casos en Eslovenia, Ucrania, incluso de África donde vamos identificando víctimas. A partir de alguna denuncia o alguna identificación que se hace en el país de destino nos convocan y allí empezamos a trabajar si hay algo que investigar en el país o simplemente en otros casos lo que hacemos es asistir a las víctimas o a sus familiares.
– Ese proceso de rescate de las víctimas ¿es largo, es muy complejo?
-Depende. Gracias a la cooperación que tenemos con muchos países, eso se hace inmediatamente cuando tenemos alguna noticia o alguna denuncia concreta de que alguna persona está en una situación de explotación sea cual fuere el tipo de explotación. Como le digo en la región tenemos muy buena cooperación con todos los países justamente a través de la REDTRAM, que es la Red Iberoamericana de Fiscales Especializados en Trata de Personas y Tráfico Ilícito de Migrantes. Eso nos ayuda muchísimo a hacer esa cooperación mucho más ágil y rápida cuando tenemos alguna víctima, ya sea en Argentina en Bolivia o en Chile. El contacto se hace inmediatamente de manera informal, se hace lo que se tiene que hacer y se rescata a la víctima. Todo esto se hace utilizando esa confianza que hay entre los puntos de contacto ya identificados con los que venimos trabajando desde hace muchos años.
– ¿Cómo es la modalidad de estas bandas de trata?
– En general, lo que nosotros acá hemos identificado grupos organizados que llevan víctimas de aquí de Paraguay a Europa. Generalmente usan un móvil, ya sea taxi o lo que sea, hasta Foz de Iguazú y de ahí haciendo las escalas hasta llegar a España. En algunos casos se quedan en España, y en otros las envían a Francia que es un país que ahora se está abriendo también a la explotación sexual de mujeres paraguayas. Muchas veces los grupos organizados manejan desde España por teléfono las redes de explotación que operan en Francia por una cuestión del idioma ya que la muchas de las mujeres paraguayas que son captadas no hablan francés.
Con la policía española y la fiscalía española hemos realizado muchísimos trabajos en conjunto y eso significó que nosotros en Paraguay procesemos a todas las personas que se dedican a la captación y el traslado, y en España procesan a los que se dedican a la acogida y explotación de las víctimas.
Las bandas que operan en Argentina y en Chile no son tan organizados pero de todas maneras tienen personas aquí en Paraguay o incluso desde afuera del país captan víctimas por medios tecnológicos, de esto vemos mucho.
Muchas veces ese contacto se hace a través de personas conocidas de la víctima, son del entorno cercano, es la amiga de la amiga de la amiga. Entonces es más fácil a los grupos captar a las personas porque generan una confianza por ser del entorno cercano, del barrio, de la ciudad. Incluso en el lugar de destino a través de Whatsapp o de las redes sociales están captando a las personas.
– ¿Cómo es la situación con respecto a Brasil?
– Hace mucho que no veíamos casos tan violentos como los que estamos viendo en los últimos dos años. Hemos tenido intervención en casos en donde varones adultos eran contratados supuestamente para trabajar en fábricas de cigarrillos. Estas fábricas son clandestinas. Eran contratados aquí, una persona se encargaba de contactarlos a través de grupos de Whatsapp, a través de redes sociales también. Una vez que llegaban a Río de Janeiro les sacaban el celular, les tapaban los ojos y los llevaban a la fábrica.
En varios casos se dio que estuvieron realmente en situación de esclavitud porque no podían salir, no podían comunicarse con nadie, incluso fueron identificadas estas personas en sótanos junto con los cigarrillos. Allí eran donde los estaban fabricando. Fueron identificados por policías que estaban investigando el caso del contrabando de cigarrillos y la fabricación ilegal.
En los últimos años no habíamos visto tanta violencia y ese encierro efectivo. Las víctimas estuvieron dos meses encerradas, sin comunicarse, sin poder salir de esos lugares.
– ¿Estas bandas son grandes o son pequeños grupos? ¿o conviven entre sí?
– Lo que nosotros identificamos son grupos pequeños, máximo de 6 personas, 5 personas. Incluso hemos notado que muchos son grupos familiares.
– ¿Son de la zona o hay también extranjeros involucrados en este delito?
– Hay también gente extranjera que se alía o se organiza con ciudadanos paraguayos para realizar este tipo de hechos.
– ¿Cómo es la proporción de mujeres, niños y varones adultos entre las víctimas?
– El tema de trata sexual siempre es un 90 o 98 por ciento mujeres. En trata laboral vemos más hombres. En estos últimos meses aproximadamente de 20 a 30 causas por unidad. Comparando con los años anteriores, las denuncias están disminuyendo y eso realmente es una preocupación porque no creemos que se haya modificado o no estén sucediendo más este tipo de situaciones. Lo que vemos es que se naturalizan ciertas situaciones, la víctima ya no denuncia a los familiares.
– ¿Por qué se naturalizan estos hechos?
-La situación de vulnerabilidad que implica la falta de recursos y posibilidades en nuestro país hace que las víctimas aceptan esa situación por el hecho de que tienen una deuda. Van aceptando quedarse en esa posición con la idea de que en algún momento va a pagar esa deuda y que le van a dar algo de dinero. Eso vemos cuando hacemos intervenciones en donde las víctimas no se reconocen como tales, eso es algo que siempre sucede. En relación a la trata con fines de explotación laboral, lo mismo. De repente aceptan trabajos corriendo el riesgo de que pueda ser falsa la promesa que le están dando o aceptan lo poco que le dan por el trabajo que realizan, eso es lo que vemos muchísimo.
– ¿Qué puntos críticos señala usted en la lucha contra este delito?
-Las soluciones se buscan en el ámbito penal y en realidad no es el lugar para encontrarlas, se debe buscar en el origen. Además de procesar y sacar de circulación a los grupos organizados que están explotando a las personas, el Estado tiene insumos que pueden servir para implementar las políticas públicas que correspondan.
Por otro lado, la ciudadanía tiene que informarse cuando sale del país, dónde va a ir. En el caso de menores, los padres tienen que pensar y analizar a quién están entregando a sus hijos porque muchas veces quieren que sus hijos tengan un mejor vivir pero se lo están entregando a personas que ni siquiera saben para qué quieren a esos niños o adolescentes. Les ofrecen mejores condiciones de vida pero en realidad lo que quieren es explotarlos y en muchos casos no vuelven o ni siquiera se tiene conocimiento de qué pasó con ellos. Hay que tomar todas las precauciones posibles.
Fuente Infobae