El gobierno boliviano consideró el planteamiento del ex presidente para que cambie a su gabinete en 24 horas como una extorsión.
La pugna interna en el oficialismo de Bolivia volvió a tensarse en las últimas horas. El gobierno del presidente Luis Arce denunció el martes ante la comunidad internacional la presión de su ex aliado y rival político Evo Morales y lo que consideró un “ultimátum”, ante el llamado que hizo Morales un día antes para que cambie a su gabinete en 24 horas.
El gobierno boliviano consideró el planteamiento del ex presidente (2006-2019) como una amenaza para el orden democrático del país.
El ex presidente Evo Morales se dirige a sus simpatizantes tras marchar hacia La Paz, Bolivia, para protestar contra el mandatario actual Luis Arce, el lunes 23 de septiembre de 2024 (AP Foto/Juan Karita)
La semana de marchas y confrontaciones entre seguidores de Morales y los afines al mandatario actual llegó el lunes a La Paz, la sede de gobierno, y concluyó la jornada con un llamado del líder histórico del partido oficialista Movimiento al Socialismo al gobierno para que sustituya a sus ministros y con una mención velada a que renuncie.
“Si Lucho quiere seguir gobernando, primero, en 24 horas que cambie a ministros corruptos…”, requirió Morales el lunes a Luis Arce. De no hacerlo, “sabrá lo que tiene que hacer”, lanzó después, advirtiendo de más movilizaciones si no hay respuesta.
Esa petición, tras meses de desavenencias entre Arce y Morales por ver quién será el futuro candidato presidencial del MAS, fue encajada en el ejecutivo como un “ultimátum” que amenaza “con interrumpir la continuidad del orden democrático” de Bolivia.
Morales lideró la llamada “marcha para cambiar Bolivia” que recorrió unos 190 kilómetros desde la localidad de Caracollo, en Oruro hasta La Paz (REUTERS/Claudia Morales)
En un comunicado difundido el martes, el Ministerio de Relaciones Exteriores denunció a Morales ante la comunidad internacional —sin dar más detalles sobre el alcance de dicha denuncia— y rechazó “cualquier tipo de extorsión o condicionamiento en contra de la voluntad del pueblo expresada en las urnas”.
El gobierno aludió a una “solución pacífica” de los conflictos y convocó al diálogo ante la semana de protestas en su contra.
Morales lideró la llamada “marcha para cambiar Bolivia” que recorrió unos 190 kilómetros desde la localidad de Caracollo, en Oruro hasta La Paz. El ex gobernante, junto a todos sus partidarios disidentes del partido de gobierno, exigía ser reconocido como líder y candidato del partido oficialista.
El Defensor del Pueblo, Pedro Callisaya, informó el martes por la mañana que están haciendo los esfuerzos para que las dos facciones del MAS lleguen a un acercamiento, sin que haya habido muestras evidentes de avances.
Las disputas entre Arce y Morales se profundizaron desde el año pasado cuando el exmandatario anunció su intención de postularse a las elecciones presidenciales de 2025. Arce no ha oficializado su candidatura, pero los analistas señalan que se encuentra en campaña.
La división interna en el MAS ha tenido algunas subidas de tono en los últimos meses y derivaron en enfrentamientos entre sus militantes, incluso en las organizaciones campesinas, la base más sólida de la organización.
La pugna además coincide con una crisis económica que golpea al país agudizada por la escasez de dólares y una baja de la producción de hidrocarburos. Las protestas de diferentes sectores productivos del país han pedido soluciones al gobierno de Arce, quien fue ministro de Economía de Morales y considerado el artífice de un modelo económico basado en la inversión estatal.
(Con información de AP)