El conflicto estalló entre el jefe del ejército y su ex segundo, al frente de fuerzas paramilitares. Ambas facciones son acusadas de atacar a civiles, bombardear viviendas y bloquear la ayuda.
El conflicto empujó a más de 13 millones de personas a escapar de sus hogares en una crisis humanitaria que no tiene fin a la vista.
Este martes se cumplen dos años del inicio del conflicto en Sudán, llamada la “guerra silenciosa” debido a la apatía de la comunidad internacional por interceder en un conflicto que desde que estalló provocó la mayor marea de desplazados del planeta además de todo tipo de atrocidades.
Cerca de 13 millones de personas han tenido que huir de sus hogares en busca de seguridad y protección. El brutal conflicto, que muestra pocas señales de aplacarse, ha provocado un sufrimiento colosal, ha destrozado familias y pone en peligro la estabilidad de toda la región.
El conflicto, quién pelea contra quién en Sudán
Los combates en este país del este de África estallaron el 15 de abril de 2023 entre el ejército, dirigido por Abdel Fatah al Burhan, y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), lideradas por su exadjunto Mohamed Hamdan Daglo.
La reconquista de Jartum por el ejército supuso un giro tras más de un año de reveses. Muchos civiles celebraron lo que era para ellos una “liberación” tras meses bajo el yugo de las FAR, acusadas de genocidio, saqueos y violencia sexual.
Cómo ayudar
Millones de personas refugiadas y desplazadas de todo el mundo corren el riesgo de perder el acceso a una asistencia vital debido al desfinanciamiento de los fondos humanitarios globales. ACNUR realiza un llamamiento para que la crisis no sea olvidada y poder contar con los fondos para brindar asistencia y protección a las personas forzadas a huir por el conflicto. Desde Argentina es posible dar un paso al frente y enviar ayuda a través de fundacionacnur.org/dona.
Sin embargo, la FAR continúan ahora su ofensiva en Darfur, una amplia región del oeste de Sudán, asolada por la hambruna, con el objetivo de apoderarse de El Fasher, la última capital regional aún bajo el control del ejército regular.
Los paramilitares anunciaron el domingo que tomaron el control del campo de desplazados de Zamzam, en Darfur y cerca de El Fasher, donde habían encontrado refugio más de 500.000 personas.
La crisis humanitaria
La emergencia en Sudán se convirtió en una de las crisis de desplazamiento más grandes y devastadoras del mundo. A tan solo dos años del inicio del conflicto, los números continúan en constante crecimiento y todo indica que esta situación solo seguirá agravándose. La crisis en Sudán es hoy una de las emergencias más severas, pero menos reportadas y financiadas del planeta.
Responsables de países del este de África y de Europa se reunieron el martes en Londres con el objetivo de movilizar a la comunidad internacional para poner fin a la guerra. Pero ninguna de las partes en conflicto asistió al encuentro.
“Dos años es demasiado tiempo, la brutal guerra en Sudán destrozó la vida de millones de personas, y pese a eso una gran parte del mundo sigue apartando la mirada”, lamentó el ministro británico de Relaciones Exteriores, David Lammy.
El responsable de la ONU para los refugiados, Filippo Grandi, afirmó que Sudán sufre de la “indiferencia del mundo”.
“Los sudaneses están asediados por todos lados: guerra, abusos generalizados, indignidad, hambre y otras penurias”, afirmó, advirtiendo de que “seguir mirando hacia otro lado tendrá consecuencias catastróficas”.
La situación es crítica, con el alarmante número de 8.6 millones de personas desplazadas de manera interna y otros 3.8 millones personas refugiadas principalmente en países limítrofes como la República Centroafricana, Chad, Egipto, Etiopía, Libia, Sudán del Sur y Uganda, el apoyo se vio afectado por el difícil acceso a las zonas fronterizas y la escasez de servicios disponibles.
Las personas que huyen de Sudán denuncian haber sufrido violencia sexual sistémica y otras violaciones de derechos humanos, además de haber presenciado asesinatos en masa.
La mitad son niños y niñas, incluidos miles sin familia. Sumado a ello, las condiciones climáticas han empeorado por la temporada de lluvias, promoviendo brotes de enfermedades como el cólera y la malaria. Las necesidades humanitarias son tan urgentes hoy como en el inicio de la crisis.
La respuesta a ello es escasa: la infraestructura necesaria está colapsando y el acceso a servicios básicos como agua potable, atención médica y albergue es limitado. En consecuencia, millones de niñas y niños padecen inseguridad alimentaria, y más de una docena de regiones está al borde de la hambruna.
“Las peleas, la matanza de civiles, la destrucción de infraestructura esencial y el desplazamiento forzoso y violento de miles de personas, sumado a los eventos climáticos extremos, forman parte de un conflicto que no parece detenerse”, dice un comunicado de ACNUR enviado a Clarín.
ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, brinda asistencia dentro y fuera de Sudán a las personas refugiadas y desplazadas en colaboración con autoridades, gobiernos de acogida y socios. El Plan Regional de Respuesta para Refugiados prioriza la entrega de asistencia y protección vitales, incluidos refugios de emergencia, reubicación desde áreas fronterizas a lugares más seguros, apoyo psicosocial, agua potable, atención médica y educación.
Pero los fondos son escasos. Se estima, según ACNUR, que la financiación para la respuesta regional es inferior al 10% de lo necesario.
“La hambruna cada vez toma más fuerza, la violencia se acrecienta y los combates continúan. Por eso, es imprescindible contar con la colaboración y el apoyo de la sociedad para que ACNUR pueda continuar asistiendo a millones de personas afectadas por el conflicto en Sudán”, señala Paula Martínez Álvarez, Directora de Comunicaciones de Fundación ACNUR Argentina.
Cuántos muertos dejó la guerra en Sudán
Se desconoce el número exacto de muertos debido al colapso del sistema sanitario, pero el ex enviado estadounidense Tom Perriello citó estimaciones de hasta 150.000 muertos.
Ambos bandos han sido acusados de atacar a civiles, bombardear viviendas y bloquear la ayuda.
Según Unicef, 2.776 niños murieron o resultaron mutilados en 2023 y 2024, frente a los 150 de 2022, y es probable que la cifra real sea mayor.
Con información de ACNUR y AFP