Una mujer volvió a su vivienda en pleno centro, afectada por el movimiento de suelo de una obra lindante. Sin respuestas oficiales, enfrenta la falta de agua y gas junto a su hija.
Julieta Olivera, propietaria de un departamento en la calle Sargento Cabral al 500, decidió regresar a su hogar este lunes, a pesar de la advertencia de riesgo de derrumbe. La semana pasada, ella y otras tres familias fueron evacuadas por los Bomberos debido a los daños estructurales provocados por el movimiento de suelo en una obra lindante. Sin un lugar fijo donde quedarse, Olivera retornó junto a su hermana y su hija de seis años, preocupada también por el estado de sus pertenencias.
Durante el fin de semana, las hermanas se alojaron en la casa de unos amigos, pero al no recibir respuestas oficiales ni soluciones concretas, optaron por volver. “Nos volvimos porque nadie nos da una respuesta. La construcción sigue en marcha y no sé qué va a pasar con mi casa”, expresó Olivera en diálogo con LMNeuquén. Actualmente, el departamento no cuenta con servicio de gas ni agua, por lo que deben arreglárselas con lo poco que tienen disponible.
Sin soluciones y con más incertidumbre
Cuatro familias fueron desalojadas tras la clausura de la obra en el terreno vecino. Mientras que algunas lograron reubicarse temporalmente, Olivera decidió regresar, pues no podía seguir dependiendo de la hospitalidad de terceros. “Me aconsejaron que no vuelva, pero no tengo otra opción. No puedo estar de prestado con mi hija indefinidamente”, sostuvo.
Lo que más le preocupa es la falta de claridad sobre la situación de la obra. “Estos días no se cayó más nada, pero ya no está el cartel de clausura ni el precinto de peligro. No sé qué está pasando”, denunció. La mujer teme que los trabajos continúen sin que se adopten las medidas necesarias para evitar un colapso mayor.
Reclamos contra el propietario de la obra
Olivera y su hermana esperaban que el lunes, primer día hábil tras el fin de semana largo, les permitiera avanzar en reclamos judiciales para exigir soluciones. “El responsable es el propietario de la obra. Ayer me lo crucé y él estaba tranquilo, como si nada. Mientras tanto, mi casa sigue en riesgo y cuatro familias estamos sin un hogar seguro”, lamentó.
El departamento, que pertenece a la familia desde la época de su abuelo, ha quedado gravemente afectado. Olivera afirma que desde hace meses venía denunciando problemas estructurales y temía que algo así sucediera. “Todo el esfuerzo de mi abuelo quedó arruinado, y ahora me quedé sin nada. El dueño del terreno de al lado tiene que hacerse cargo, esto es su culpa”, finalizó.