El gobernador cuestionó a Milei por redefinir las residencias como becas, aunque en Río Negro los 122 residentes médicos y no médicos también están contratados bajo esa modalidad. El reclamo por derechos laborales se reactivó.
La frase “precarización laboral disfrazada de libertad”, con la que el gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, criticó al gobierno de Javier Milei por convertir las residencias en becas, encendió una chispa inesperada: el reclamo de los propios residentes del sistema de salud pública de la provincia, quienes recordaron que desde hace años también están contratados como becarios, sin aportes ni derechos laborales plenos.
En su publicación en redes sociales, Weretilneck aseguró que en Río Negro “los residentes son trabajadores esenciales” y que “van a seguir cobrando su sueldo completo y conservando todas sus condiciones laborales”. Sin embargo, esa afirmación fue rápidamente desmentida por trabajadores de hospitales provinciales, que compartieron recibos de sueldo para demostrar que se trata de becas sin aportes jubilatorios, ni licencias, ni aguinaldo.
Actualmente, 122 residentes —médicos y no médicos— de hospitales rionegrinos perciben su remuneración como beca. Esto implica que no figuran como empleados formales, a pesar de prestar servicios esenciales en guardias, consultorios y dispositivos comunitarios. A fin de año, deben gestionar por nota ante el Ministerio de Salud un bono compensatorio en reemplazo del aguinaldo, que se cobra después del resto de los estatales y bajo la denominación de “bono por única vez”.
Desde el gobierno provincial reconocieron a este diario que los residentes no tienen relación de dependencia, pero que “se trabajará para mejorar sus condiciones”. El ministro de Salud, Demetrio Thalasselis, buscó transmitir tranquilidad: aseguró que “se garantizará la continuidad del salario”, aunque evitó referirse a la modalidad contractual.
Un reclamo que se reactiva
El posteo del gobernador no solo generó malestar entre los residentes, sino que motivó la reactivación de una agrupación que llevaba meses inactiva. En asamblea virtual, profesionales de distintas localidades retomaron el contacto con la Comisión Nacional de Residentes Médicos y analizan sumarse a un plan de lucha nacional, que tiene epicentro en CABA y el Hospital Garrahan.
“Somos profesionales con carrera de grado y formación de posgrado, pero cobramos una beca. No tenemos aguinaldo, obra social, aportes ni estabilidad”, explicó Ximena Arregui, residente de Salud Mental Comunitaria en El Bolsón.
Carolina Zombory, excoordinadora de residencias en Bariloche, señaló que el contrato como becario “siempre fue así en Río Negro”, y que existían dos modalidades: una provincial, sin derechos laborales, y otra mixta, con un aporte parcial de Nación que sí incluía aguinaldo, vacaciones y licencias. Ese esquema fue eliminado por Milei y absorbido este año por la provincia, lo que acentuó la precarización.
En promedio, un residente médico cobra en Río Negro unos $1,6 millones mensuales, equivalente a un profesional recién ingresado. Pero quienes no son médicos —como psicólogos o trabajadores sociales— perciben sueldos menores.
Contradicciones expuestas
La polémica dejó al descubierto una contradicción incómoda para el gobierno provincial: el discurso político en defensa de los trabajadores de salud no se traduce en condiciones reales. “El gobernador dice que no se recorta a los residentes, pero nosotros no somos considerados empleados. Nunca lo fuimos”, remarcó Arregui.
El caso de los residentes de Río Negro, sumado a la definición nacional que los clasifica como “becarios de formación”, vuelve a instalar en el debate público una pregunta central: ¿quién cuida a quienes nos cuidan?

