En la Patagonia, el uso del riego permitiría agregar un millón de hectáreas de maíz al esquema productivo argentino. La sentencia surgió en el Congreso Maizar 2024, de un panel compuesto por funcionarios y representantes de empresas privadas coincidieron en el potencial de esta región para la siembra del cereal.
Durante el encuentro, se destacó a Río Negro ya que la chicharita no es un problema sanitario. También a las hectáreas que se están poniendo bajo riego y las ventajas impositivas que ofrece el Gobierno para la producción.
En el espacio participaron Lucio Reinoso, secretario de Agricultura de Río Negro; Luis Bertoia, coordinador de la Comisión de Forrajes de Maizar; Martín Pasman, presidente de Valmont Argentina; y Rafael Aliaga, presidente de Agropecuaria El Carbón, de Carmen de Patagones.
Bertoia destacó que si bien la Patagonia no aparece en el mapa agrícola argentino, en esa región existe un “potencial de rendimiento elevadísimo; por supuesto, bajo riego. “Estamos en condiciones de competir con otras regiones del país”, aseguró.
En la región se contabilizan unas 315.000 hectáreas bajo riego, según datos de productores y organismos técnicos.
El directivo remarcó que “siempre y cuando se realicen una serie de obras, podríamos llegar a un millón de hectáreas bajo riego sin disturbios ambientales, no necesariamente para maíz. En el resto del país, salvo que hubiera desmonte, no hay más potencial para este cultivo”.
En este punto, enumeró una serie de ventajas de esa región para la producción: recibe una gran cantidad de energía lumínica -mayor al resto del país-, las plagas tienen menor incidencia, hay cobertura para requerimientos hídricos y una demanda insatisfecha de granos.
“La chicharrita no incide en Río Colorado, por lo que estaríamos libres de este problema”, ejemplificó.
Entre las desventajas, citó la variabilidad de los caudales disponibles, que son impredecibles porque dependen de las nevadas; los altos costos de producción y los problemas de flete. “Todo lo cual permite presumir la necesidad de una inversión elevada”, consideró.
Reinoso afirmó que a partir de la mejora en la eficiencia del uso del agua, se puede pensar en incrementar la superficie bajo riego.
El funcionario destacó los convenios de la provincia con el Consejo Federal de Inversiones para impulsar el riego y repasó cuales son los principales pedidos de los productores para mejorar su actividad:
-Acceso a mercados y productos
-Tecnología
-Equipos de riego y riego por goteo
-Entorno económico operativo y sostenible en el tiempo.
“Río Negro ofrece incentivos, no se cobran impuestos a los Ingresos Brutos a la actividad agropecuaria, Sellos, ni el agua”, destacó el funcionario. Y agregó: “Se invirtió en estaciones de transformación porque el río genera mucha energía eléctrica, pero va a Buenos Aires”.
Pasman calculó que si se sumaran un millón de hectáreas en la zona con esta tecnología, los beneficios serían por demás visibles.
“Podríamos producir alimentos para 40 millones de personas, el riego nos da aumento de producción, seguridad de cosecha y cultivos de alto valor”, sostuvo.
Por su parte, Aliaga recordó los orígenes de su empresa, cuando era un productor de la región pampeana y arriesgó en la Patagonia.
“Estamos sobre el río Negro, en Carmen de Patagones. Compramos en 2009 y empezamos el proyecto en 2011″, explicó.
En este camino, señaló que junto a la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) exploraron distintas tecnologías, que les permitieron obtener buenos rindes en trigo y maíz.
Para poner en marcha el proyecto, destacó que llevaron 20 kilómetros de tubería y 30 kilómetros de líneas eléctricas y remarcó que una de las grandes limitantes es el costo de la energía.
“En 2022 nos negaron un crédito para desarrollo porque teníamos stock de soja”, concluyó, para remarcar el impacto negativo que representa la presión tributaria sobre el sector productivo.