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Petróleo en baja y el desafío de sostener el impulso de Vaca Muerta

Mientras la OPEP intenta frenar la caída del Brent y el WTI por el exceso de oferta, Argentina acelera la producción en su yacimiento estrella. Vaca Muerta duplica volúmenes y mantiene su apuesta exportadora, aunque los precios internacionales presionan la rentabilidad del sector.


El mercado petrolero transita uno de los años más volátiles de la última década. Desde enero, el Brent ronda los USD 66 por barril, con una caída del 11% en el año, y el WTI se mantiene cerca de los USD 63, un 13% por debajo de los niveles de diciembre. El exceso de oferta global y la desaceleración de la demanda en China y Europa empujan los valores a la baja, en un contexto donde la OPEP intenta sin éxito estabilizar el mercado.

La organización de países productores resolvió limitar la suba de producción a 137.000 barriles diarios, lejos de los 500.000 esperados por los analistas. Pero su capacidad de influencia se diluye frente al peso de nuevos jugadores como Estados Unidos, Brasil o Guyana, que expanden su producción incluso con precios deprimidos.

El conflicto en Gaza había sostenido una “prima de riesgo” sobre el barril durante varios meses, ante la posibilidad de interrupciones en las rutas de suministro. Sin embargo, las gestiones de alto el fuego impulsadas por Donald Trump y el menor involucramiento de Irán en el frente bélico redujeron esa presión adicional.

Desde el hemisferio sur, Argentina exhibe un comportamiento contracorriente. En medio del escenario global adverso, Vaca Muerta alcanzó cifras récord de producción, consolidando su papel como motor energético nacional. En apenas tres años, la extracción de shale se duplicó, impulsada por mejoras tecnológicas, nuevos proyectos de transporte y un esquema de inversión sostenido.

La puesta en marcha de los gasoductos Duplicar y VMOS, prevista para los próximos meses, permitirá mejorar la logística y reforzar la capacidad exportadora. “La productividad del shale argentino es hoy una de las más competitivas del mundo”, destacan fuentes del sector.

YPF, Vista Energy y Pampa Energía encabezan esta nueva etapa. La petrolera estatal avanza con su plan 4×4 para reducir costos y concentrar recursos en el segmento no convencional. Vista fortaleció su posición tras absorber los activos de Petronas Argentina, mientras que Pampa inició el desarrollo de Rincón de Aranda, con una meta de 45.000 barriles diarios para 2027.

También se suman nuevos actores internacionales. GeoPark, por ejemplo, adquirió áreas a Pluspetrol en Loma Jarillosa Este y Puesto Silva Oeste, reingresando con fuerza al mercado argentino.

Aun así, la caída del Brent representa un riesgo concreto para el negocio. Si los precios internacionales no acompañan, la rentabilidad del shale argentino podría resentirse, incluso con mayores volúmenes de exportación. “Un Brent sostenido entre USD 75 y 80 sería el rango ideal para preservar márgenes y sostener la expansión”, advierten los analistas.

Entre las variables de alivio figuran la posibilidad de una recuperación económica en Estados Unidos y China, la recompra de crudo para la Reserva Estratégica norteamericana y una eventual política de restricción deliberada de la oferta por parte de las grandes petroleras, que buscan sostener su política de dividendos.

En este escenario de precios en baja y producción en alza, la industria argentina muestra resiliencia. Vaca Muerta se consolida como un actor confiable en el mapa energético global, aunque el desafío de largo plazo será mantener la competitividad y blindar la inversión frente a la volatilidad del mercado.

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