El abogado Juan Manuel Coto, defensor del acusado, remarcó que bajo las uñas de la víctima encontraron rastros de ADN de otro hombre. El juicio se realiza en mayo.
El próximo lunes 6 de mayo se iniciará el juicio contra Pablo Parra por el femicidio de Agustina Fernández. Un jurado popular, cuya integración aún se debe definir, deberá determinar si el empleado petrolero es el autor del ataque a golpes que terminó con la vida de la joven que había llegado desde La Pampa para estudiar medicina.
El defensor del imputado, el abogado Juan Manuel Coto, sorprendió este lunes al aseverar que existe una prueba “esclarecedora” que le podría dar un giro en la causa y revelar la inocencia de su cliente, quien permanece en prisión preventiva.
“Agustina tiene ADN debajo de sus uñas, de un varón que no es Pablo Parra. Para nosotros es una prueba más que suficiente e importante, de que no fue él quien llevo a cabo este hecho”, aseveró el profesional en una entrevisa realizada por LU19.
Coto volvió a referir que el crimen se produjo en el contexto de un robo, como señaló la primera hipótesis que surgió en la investigación fiscal, que incluso llevó a difundir un identikit de un hombre como presunto autor, quien nunca fue encontrado.
Según esa conjetura, Agustina fue atacada por el ladrón que entró al departamento de Parra, donde la víctima había concurrido para compartir una cena, dado que vivía en otro inmueble del mismo complejo de departamentos.
Agustina había llegado de La Pampa para estudiar Medicina en la Unco. La mataron a golpes en la casa de su vecino, Pablo Parra, el único acusado. Sospechan que la atacó por que ella rechazó sus intenciones sentimentales.
Archivo
Coto manifestó que la hipótesis se sustenta en que en esa vivienda se registraron otros robos, debido que se podía acceder al patio por un baldío vecino.
“Cuando Pablo Parra vivía ahí había una construcción y justo aprovechandose de una escalera que habían dejado ahí es que podían ingresar libremente (los ladrones) por el patio”, resaltó.
En esta línea, insistió en su inocencia y remarcó que lograron reunir “muchas” pruebas que le quitan responsabilidad en el violento hecho.
Pero que la de mayor relevancia es la que halló rastros de ADN bajo las uñas de la joven, que sacan de la escena a su defendido.
“Esa prueba, que para nosotros es esclarecedora, está desde los primeros días de la investigación. Si ese ADN hubiera sido de Parra otra sería la historia y hubiera sido detenido inmediatamente, no mucho después como fue en defintiva como sucedió. Hemos manenido siempre la misma version”, enfatizó.
En este marco, subrayó que sería inobjetable. “Hay ciertas cosas que no se pueden disimular ni simular” y que el material genético hallado bajo las uñas de Agustina, que marcan un gesto defensivo, “no se puede disimular ni simular”.
“Una persona puede inventar algo, el problema es que hay datos objetivos que contradicen lo que uno puede llegar a inventar. El ADN no se puede disimular, simular o alterar. Es alto objetivo”, agregó en el mismo sentido.
No estaba lesionado
Como complemento al indicio del rastro genético, que pertenecería a otra persona y hace presumir que Agustina lastimó a su agresor en una actitud defensiva, Coto agregó que Parra no presentó “ninguna lesión”. Reiteró que esa pista “no se puede simular o disimular”.
A ello agregó que la causa cuenta con un trozo de género hallado en el cerco del patio del departamento, por donde se supone que entró el agresor, tampoco lo vincula.
Lo destacó al afirmar que la ropa que el hombre vestía ese día no se condice con ese vestigio, ya que quedó filmado en una heladería de la calle La Esmeralda “con ropa distinta a ese famoso pedazo de tela”.
El hecho
Agustina tenía 19 años y se había mudado a Cipolletti porque sonañaba con recibirse de médica en la Universidad Nacional del Comahue, donde había comenzado a cursar. Había alquilado un departamento en un complejo ubicado en la calle Confluencia 1301, en el barrio Las Calandrias, donde también vivía Pablo Parra, con quien entabló amistad, aunque el empleado petrolero pretendía mantener una relación sentimental.
Pablo Parra será juzgado por el femicidio de Agustina Fernández.
Anahí Cardena
Según la teoría de la Fiscalía, la tarde del 2 de julio de 2022 Parra la invitó a cenar a su casa. Pero el acusado salió a realizar compras y la chica quedó sola. Al volver la encontró agonizando son signos de haber sido salvajemente agredida a golpes. Pocos días después se declaró su fallecimiento en el hospital local.
En cuanto al juicio, se desarrollará entre el 6 y el 17 de mayo en once jornadas de audiencias. Declararán 115 testigos y se analizará prueba documental y científica.
Un jurado popular definiá si Parra es culpable o inocente. Por la fiscalía intervendrán Santiago Márquez Gauna, Martín Pezzetta y Juan Pablo Escalada. Por la querella en representación de la madre y el padre de la víctima lo harán los abogados Emanuel Roa Moreno y Damian Moreyra. El defensor del acusado es Juan Coto.