El hombre, de 76 años, lleva más de tres semanas desaparecido. Su caso activó un operativo de rastrillaje en un parque nacional selvático, complejo para los rescatistas.
Carlos Ancapichun, de 76 años, sigue siendo protagonista de una historia que angustia a Villa La Angostura y parte de la región cordillerana. El hombre, conocido por su trabajo como cuidador de la residencia de la reina Máxima Zorreguieta en la localidad neuquina, se encuentra desaparecido desde el pasado 13 de junio, cuando cruzó a Chile para visitar a su familia y nunca regresó.
La última pista que se tuvo de Carlos fue el hallazgo de su camioneta, cerrada y estacionada, en una zona remota del Parque Nacional Puyehue, cerca de Entrelagos. Desde entonces, decenas de rescatistas trabajan a contrarreloj para rastrillar un territorio marcado por la hostilidad de su geografía: la selva valdiviana, cañadones profundos, mallines y sectores con cascadas dificultan cada avance de la búsqueda.
Un escenario de difícil acceso
Según precisaron medios locales chilenos, el área clave donde se concentra la operación de búsqueda se ubica entre el complejo Aguas Calientes y el centro de esquí Antillanca. Quienes conocen el lugar describen que en varios puntos literalmente “te hundís” debido a la vegetación tupida y los suelos anegados. Esta dificultad hace que cada día de búsqueda requiera un gran despliegue de recursos y personal especializado.
La organización de rescate que encabeza parte del operativo destacó que la desaparición de Carlos despertó solidaridad en toda la comunidad. “Estamos conmovidos porque Carlos es un viejito que se hacía querer por todos”, dijo Has, responsable del grupo que desde 2008 actúa como “bomberos de la montaña” con personería jurídica propia. Contaron que trabajan en la zona desde 2006 por la frecuencia con la que se pierden personas o se registran accidentes en ese sector cordillerano.
Un antecedente familiar que estremece
El misterio crece aún más por un dato estremecedor: según su familia, el padre de Ancapichun desapareció de la misma forma en 1950. En aquella ocasión, su caballo apareció solo, pero nunca pudieron dar con él. El nieto de Carlos remarcó que en ese entonces “las búsquedas distaban mucho de las actuales”, lo que mantiene viva la esperanza de hallarlo con vida en esta oportunidad.
Mientras tanto, la justicia chilena investiga todas las hipótesis y sigue de cerca las pistas que puedan surgir. Desde la comunidad de Villa La Angostura se multiplican los mensajes de apoyo y preocupación por la salud de Carlos, el histórico cuidador de la residencia de Máxima que hoy reúne a dos países en un mismo deseo: encontrarlo pronto y sano.
