En el marco del juicio por el crimen de Otoño Uriarte, ocurrido en 2006, los rastrillajes realizados con perros entrenados han sido objeto de debate durante las declaraciones testimoniales. La defensa de los acusados puso en duda la precisión y los procedimientos empleados por la Policía al utilizar los canes en la investigación.
Testimonios y dudas técnicas
El guía canino Julio Calvo declaró sobre la participación del perro Sureño en los rastrillajes. Calvo explicó que el can fue clave al marcar un rastro que lo llevó a la casa de uno de los sospechosos, Jafri, realizando un giro “impresionante” de 90 grados hacia la vivienda. Sureño llegó a la puerta de la casa y rascó insistentemente, comportamiento que, según Calvo, indicaba una coincidencia firme con el olor proporcionado.
Sin embargo, Calvo reconoció no recordar detalles relevantes del procedimiento, como el origen del “olor testigo” utilizado para la búsqueda. En las actas del procedimiento, se menciona que se emplearon “trozos de plástico negro que podrían contener olores de los sospechosos”. Además, ante consultas de la defensa, admitió que no recordaba si se usó olor proveniente de la víctima en esa secuencia de búsqueda.
Por su parte, la defensa presentó un acta del 5 de marzo de 2008, donde se detalla que en un peritaje anterior Sureño no mostró interés en la búsqueda con olor de la ropa de Otoño, lo que evidenció la falta de partículas asociadas a la víctima.
Conservación de muestras y protocolos
Tanto Calvo como otro testigo, Mario Rosillo, fueron consultados sobre los procedimientos técnicos y la conservación de las muestras utilizadas para las búsquedas. Ante preguntas de los defensores, ambos agentes dieron respuestas imprecisas o alegaron no recordar los detalles. Este vacío en los procedimientos fue subrayado por la defensa como una falla que podría poner en duda la validez de los resultados.
Momentos de tensión en la escena
Calvo también relató un incidente ocurrido durante el rastrillaje en la casa de Jafri, donde el sospechoso reaccionó agresivamente, amenazando al equipo policial, incluido un fiscal. Según el testigo, esto generó una situación de alta tensión en el operativo.
El impacto en el juicio
Los rastrillajes y la participación del perro Sureño han sido fundamentales para los acusadores, pero las imprecisiones en los procedimientos abren interrogantes sobre la fiabilidad de las pruebas presentadas. Este eje técnico se suma a otros elementos de la causa, en un juicio que busca esclarecer uno de los casos más resonantes en la región.