El entorno de la joven fue el eje central en la primera jornada del juicio en Cipolletti. Las partes mostraron sus cartas en los alegatos de apertura.
El entorno de Agustina Fernández dejó claro que la joven estudiante de Medicina no tenía ningún interés afectivo con Pablo Parra, imputado por su femicidio en Cipolletti. Es más, los testimonios en la primera jornada del juicio por jurados, evidenciaron que la única razón del inicio del vínculo fue puramente una cuestión de proximidad, de acompañamiento para no sentirse sola. Incluso ella generalmente lo llamaba así: “el vecino”.
“Es un pesado”, “flasheaba amor”, fueron palabras de Agustina reproducidas en boca de sus amigas en el inicio del debate. En la antítesis, siempre siguiendo los relatos en la audiencia, Parra demostraba un interés desmesurado por la joven. Le hacía cualquier tipo de agasajos: desde invitarla a cenar, prestarle el lavarropas, llevarla a pasear y hasta regalarle un anillo.
Fue un viaje del fiscal Martín Pezzetta a La Pampa lo que determinó el giro en la investigación por el femicidio de Agustina Fernández en Cipolletti. No fue el único: mientras la teoría del homicidio en ocasión de robo se deshilachaba aparecieron nuevos indicios. Parafraseando el dicho popular: todos los caminos conducían a Pablo Parra.
En el inicio del juicio por jurados las partes mostraron sus cartas, ya marcadas a esta altura, porque de los alegatos de apertura no asomó mayor novedad. El equipo de acusadores viró en torno a dos significantes que intentarán probar en el debate: “la obsesión” de Parra por Agustina y el “rechazo” de la joven estudiante de Medicina que fue el móvil del femicidio.
El defensor Juan Manuel Coto que prácticamente no interrogó a los testigos de la fiscalía y la querella y se centró en sembrar la duda con una certeza: las huellas de ADN que se encontraron en las manos de la joven tras su muerte. Hizo un paralelismo con el caso de Ángeles Rawson y dejó claro que su cliente no mató a Agustina.
“La verdad está en sus manos”, sentenció ante una sala llena, la atenta mirada del juez técnico Guillermo Baquero Lazcano y los 12 miembros del jurado popular que deberán definir la suerte del imputado.
Los testimonios más importantes en la primera audiencia fueron del círculo de amigas de Agustina. Tres jóvenes con quien compartía un grupo de Whatsapp que no solo se hablaban todo el tiempo, sino que hacían una videollamada diaria, por la noche.
El relato de las jóvenes sirvió para conocer más a Agustina, ponerle palabras, aunque de otras bocas. Rieron y lloraron al recordar a su amiga que fue atacada brutalmente el 2 de julio de 2022 en el departamento que alquilaba Parra, en un complejo de viviendas ubicado sobre calle Confluencia al 1301 de Cipolletti.
Describieron su personalidad, sus gustos, sus deseos y hasta sus amores. Pero sobre todo dejaron en claro cuál era el lugar de Parra para ella: un conocido con quien presumen había mantenido relaciones sexuales, pero que no tenía ningún afecto hacia él. Por el contrario él la «buscaba» todo el tiempo.
Tanto es así que en el chat colectivo era un tema más de conversación, y muy esporádico. Una de las jóvenes fue muy gráfica: “Nunca le pregunté (por él) porque a ella no le importaba, no tenía afecto hacia él”. Se animó a decir que ella solo buscaba contención porque extrañaba mucho su ciudad natal, pero que no sentía nada por él, menos amor.
Estos testimonios que ya había escuchado Pezzetta lo convencieron de que esa línea de investigación no estaba agotada y por eso sobre Parra, que hasta ese momento era un actor de reparto para la fiscalía, se enfocaron las pesquisas.
También declararon dos amigas y compañeras de la Universidad en el mismo sentido. Una de ellas aseguró que el imputado “aparecía” todo el tiempo. Cada vez que salían del departamento de Agustina, estaba él. “Esto no fue un robo, fue Parra” le dijo una a la otra cuando supieron del ataque a a su amiga. El argumento fue el trato que veían del imputado hacía la víctima.
En el primer día de debate también se escucharon los testimonios de Silvana (madre) y Mariano (padre) que contaron detalles desde el llamado que les cambió la vida para siempre. Fue el propio Parra quien llamó a Cecilia para decirle que habían robado su casa y golpeado a Agustina.
Ya en ese momento a la mujer no le cerró ni la forma ni el contenido del relato y por eso le cortó. Ella siempre estuvo convencida, desde el día uno, que el vecino de Agustina había tenido algo que ver con el hecho.
“Él nos llamó, fue escueto con sus palabras. Estaba preocupado por el robo más que por Agustina. Un día apareció una mañana que salíamos del hospital, quería hablarnos, pero no estábamos para hablar con nadie” dijo ante el jurado. En esa misma línea declaró Mariano Fernández. Para ambos Parra era solo el vecino del complejo.
La segunda jornada del juicio continuará hoy desde la 8 y se espera al menos de una decena de testigos.
Fuente RN