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Escándalo en el juicio por el atentado a CFK: la fiscal terminó a los gritos y Brenda Uliarte quiso golpear a un abogado

Todo sucedió luego de que se discutiera si se incluía el agravante de violencia de género contra la ex presidenta que promueven la fiscalía y la querella. Antes, un testigo había explicado que estaba “caliente” y por eso le escribió a Brenda el día del atentado.

Una vez más, el juicio oral por el atentado a Cristina Kirchner se convirtió en una montaña rusa. Era una audiencia tranquila en la que, además de las declaraciones de algunos testigos, la querella y las defensas iban a rechazar el pedido del Ministerio Público para incluir como agravante la calificación de violencia de género. Pero todo se transformó en un caos que terminó con la fiscal Gabriela Baigún a los gritos por las palabras de uno de los defensores, por lo que la audiencia se levantó y las cámaras se apagaron. Hasta la jueza Sabrina Namer tuvo que pedirle a la funcionaria que se calmara. Y en ese momento Brenda Uliarte se zafó del control de la custodia y reaccionó de la peor manera. “Viejo de mierda, no me vas a hacer condenar a perpetua”, gritó, mientras avanzaba con la intención de golpear a alguien.

Y en ese momento avanzó hacia donde estaba Fernando Sabag Montiel. Pero Sabag no era su objetivo. Era el abogado Gastón Marano, defensor de Nicolás Carrizo y quien terminaba de querer ayudarla al rechazar el pedido del agravamiento de la acusación. Pero en su razonamiento había aludido a que podría terminar condenada a perpetua la mujer por violencia de género. Eso fue lo que oyó Brenda. Y así reaccionó.

Nadie podía creer lo que había pasado. Ni Sabag ni Carrizo, que estaban presentes en la audiencia. Los agentes del Servicio Penintenciario Federal que estaban allí dominaron a la imputada antes de que llegara a tocar a Marano. “No hubo contacto físico”, describió un testigo, como si se tratara del árbitro de un partido de fútbol.

Los jueces Sabrina Namer, Adrián Grümberg e Ignacio Fornari terminaron reunidos después de la audiencia que sacudió a los tribunales. Nunca antes había ocurrido en Comodoro Py 2002 un altercado así. Todavía faltan muchas audiencias para llegar a un veredicto sobre la responsabilidad de Fernando Sabag Montiel, Brenda Uliarte y Nicolás Carrizo, acusados de haber intentado matar a la entonces vicepresidenta Cristina Kirchner, el 1 de septiembre de 2022.

Todo fue el corolario de una audiencia para el escándalo que había comenzado temprano con el interrogatorio a un testigo, Fernando Lencina, que había tenido relaciones con Brenda Uliarte antes del atentado y que estaba en la mira porque la ex vendedora de copitos de azúcar le había hecho una transferencia de 20 mil pesos. En una declaración que bordeaba la autoincriminación, Lencina terminó explicando que él la habría extorsionado a la joven con contarle a su familia que ella vendía contenido erótico para OnlyFans.

Pero las preguntas siguieron porque Lencina se había comunicado con Brenda en la misma noche del atentado, cerca de las 23. Y también el día 4 de septiembre, cuando el nombre de la joven ya estaba en todos los medios y él le ofrecía ayudarla y le decía que él podía tener la solución.

¿Cómo justificó Lencina ese llamado en la noche del ataque? “Estaba caliente”, “seguí mis hormonas”, “pensé con el miembro”. El hombre explicó que, pese a tenerla bloqueada y estar hablando desde el celular de su hermana, la noche del ataque quería contactarla para pasar un rato juntos. “¿Pero usted no tenía una novia?”, intervino la fiscal. El interrogatorio se terminó volviendo jocoso. “¿Sus hormonas se despertaron recién ahí?”, preguntó Namer.

La fiscal insistía en recordarle que podía acusarlo de falso testimonio. “Me habrá dicho que no, porque de mi casa no salí”, contestó el testigo. Pero la fiscal volvió a pedir explicaciones sobre los mensajes. Y el testigo repitió que todo estaba direccionado a poder acostarse con la joven. “Mandé mensajes haciéndome el salvavidas porque estaba caliente, pero después en frío digo: ‘¿cómo pude ser tan cabeza?’”, dijo.

“A mí no me extraña que esté caliente, porque todos los hombres están calientes”, replicó la fiscal. De inmediato, Marano saltó: “Como representante del género masculino, me voy a oponer”. Algunos se rieron. Los jueces del tribunal se incomodaron. Namer hizo un “basta” con los brazos, tratando de tomar el mando de la situación.

El abogado de Alejandro Cippola, que representa a Brenda, pidió la palabra cuando le llegó el turno. Dijo que preguntaba a pedido de su clienta. “Adelante”, respondió Namer. El letrado le consultó si la relación entre ambos se había interrumpido cuando él le había pedido a ella alguna práctica de zoofilia. “No”, dijo enseguida el testigo.

Cuando terminó el interrogatorio, la fiscal reclamó al tribunal que limitara las preguntas de los abogados “del género masculino”, algo que pareció insólito. Es que, como explicó Namer, cada parte maneja la estrategia de defensa.

La disputa por la acusación

Pero el caos en la audiencia llegó cuando se abordó el capítulo sobre la decisión de la fiscal Baigún de agravar la acusación contra Sabag, Uliarte y Carrizo. Tal como lo había anunciado al inicio del debate, la fiscal Baigún justificó hace dos semanas que iba a sumar el agravante de violencia de género “en su modalidad de violencia política”. El fiscal Rívolo en la instrucción encuadró la calificación como un “homicidio doblemente calificado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas, agravado por el empleo de un arma de fuego, en grado de tentativa”.Y dejó en claro que había evaluado la figura de violencia de género y la había descartado. Pero su colega Baigún anunció al inicio del juicio que incluiría la nueva acusación, en consonancia de la Unidad Fiscal Especializada de Violencia contra la Mujer (UFEM).

Llegó el momento entonces de que las otras partes en el juicio opinaran sobre esa iniciativa. La querella de Cristina Kirchner estuvo de acuerdo. “Esta acusación es necesaria”, afirmó el abogado Marcos Aldazábal. Pero, como era claro, las defensas no. Antes de que pudiera expresarlo, la fiscal sostuvo que no correspondía darle vista a las defensas para que opinaran. En una breve deliberación, el tribunal rechazó el planteo para garantizar la “escucha” a todas las partes.

La defensora oficial Fernanda López Puleiro, que representa a Sabag Montiel, fue la primera en hablar. Cuestionó la “intentona” del Ministerio Público, se quejó del “extraño comportamiento de la señora fiscal” y aseguró que desde el minuto cero del debate Baigún anunció que iba acusar por ese agravante cuando ni siquiera Sabag había prestado indagatoria. “No hay nada que haya pasado en este debate distinto a lo que dijo el fiscal Rívolo”, subrayó. Y agregó: “No hay un sesgo de género”.

Luego, aseguró que ni siquiera se escuchó a las expertas en género que los acusadores iban a llamar a declarar al debate. “Es francamente llamativo”, indicó, tras apuntar además a los viáticos que se había pedido a la Procuración General para ello. “Si no hubo nada (en el juicio), ¿cómo podemos pensar que hay un argumento de ampliación?”.

La defensa de Brenda se limitó a respaldar la posición de la defensa de Sabag. Luego, fue el turno de la defensa de Carrizo. Breve y mordaz, Marano rechazó la nueva acusación y dijo que Rívolo había dejado en claro por qué no impuso ese agravante en el dictamen de elevación a juicio. Recordó la declaración de Sabag Montiel diciendo que había querido matar a Cristina Kirchner porque era “chorra” o “corrupta” y afirmó que no había nada en sus dichos que señalaran que el intento de asesinato tuviera que ver con que la ex presidenta “hubiera nacido con vagina y no con pene”. Aseguró que la única violencia de género en el debate había sido la acusación momentos antes de que “todos los hombres eran calentones”.

En ese contexto, el defensor acusó a Baigún de haber perdido la objetividad. “Lo que realmente ocurre con este pedido de la fiscal solo puede encuadrarse en una pérdida de objetividad. El fiscal está obligado a buscar la verdad aún cuando ello beneficie a los acusados. Desde el día uno sabía que iba a hacer eso, antes incluso de la declaración de los imputados. No estaba comprometida en averiguar lo que pasó en el debate, hay un compromiso con alguna otra cosa”, deslizó.

En sus palabras, la clave de esta nueva acusación estaría en el carácter histórico que se espera detrás de este juicio oral. “Los quiero invitar a la novedad de que esto sea el primer juicio en donde se debate un intento de homicidio por violencia de género en su modalidad de violencia política. Esa es la invitación que hace la fiscal. Un verdadero canto de sirena porque, como dije antes, en el caso de ser presentado marcaría otro hito: sería la primera vez que se pone en riesgo a una mujer de ser condenada por violencia de género, lo cual es novedoso, en donde yo no participo”, apuntó.

“Señores jueces, yo tengo que pedir la palabra. Fui muy ofendida, muy agraviada, y le voy a pedir cinco minutos para defenderme”, reaccionó de inmediato Baigún.

La jueza, sin hacer lugar, respondió: “Más allá de lo que le guste o no le guste, las partes ofrecieron su postura”. Baigún quería seguir hablando, pero Namer no la dejó: “No le doy la palabra, listo”. La fiscal seguía insistiendo, pero la jueza dio por terminada la audiencia.

Ahí se apagó la transmisión para YouTube. La fiscal siguió protestando y salió de la sala de audiencia. Con los custodios del Servicio Penitenciario Federal al lado, Brenda en cambio se paró y se abalanzó sobre Marano. En su interpretación, el abogado buscaba condenarla a perpetua, pese a que -solo- había dado un ejemplo en su beneficio. Dos custodios hombres terminaron conteniéndola. Sabag y Carrizo miraban lo que pasaba sin entender nada.

En realidad, nadie parecía entender demasiado.

Fuente Infobae (Foto Brenda Uliarte (archivo REUTERS/Tomas Cuesta) (Por Patricia Blanco)

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