El vocero Manuel Adorni arremetió contra la central obrera y consideró que la del 10 de abril es una medida de fuerza que “nadie quiere”.
El vocero presidencial, Manuel Adorni, fue el encargado de expresar la primera reacción del Gobierno nacional frente al paro general convocado por la Confederación General del Trabajo (CGT) para el 10 de abril, con una movilización prevista para el día anterior. A través de su cuenta en la red social X, el funcionario minimizó el impacto de la medida y cuestionó su legitimidad con una frase contundente: “El pasado que nadie quiere anunció un paro que tampoco nadie quiere”.
La postura del Ejecutivo refuerza su estrategia de confrontación con los sectores sindicales, a los que acusa de representar intereses de una dirigencia “caduca” y alejada de las necesidades de la sociedad. Desde la Casa Rosada sostienen que el paro responde más a una disputa política que a una genuina preocupación por los trabajadores, y aseguran que el Gobierno no cederá ante presiones gremiales.
Por su parte, la CGT mantiene su postura y justifica la medida de fuerza en el rechazo a las políticas de ajuste impulsadas por el presidente Javier Milei, que incluyen la desregulación de la economía, la reforma laboral y la paralización de la obra pública. Los dirigentes sindicales afirman que la movilización y el paro cuentan con un alto nivel de adhesión y que el malestar social va en aumento debido a la caída del poder adquisitivo y el impacto de la inflación.
A pocos días de la protesta, la tensión entre el oficialismo y los gremios sigue escalando. Mientras el Gobierno insiste en deslegitimar la convocatoria y busca evitar que la medida afecte el funcionamiento del país, los sindicatos aseguran que la movilización será masiva y marcará el rechazo popular a las políticas de ajuste. La jornada del 10 y 11 de abril se perfila como un nuevo capítulo en la disputa entre el Gobierno y el sindicalismo, con un trasfondo de crisis económica y conflictividad social creciente.