En el balance del ejercicio 2023, las compañías más grandes del mundo hicieron un capítulo aparte sobre qué está sucediendo con sus filiales en el país; las perspectivas con la administración de Javier Milei
“Hiperinflación”, devaluación del tipo de cambio, imposibilidad de girar los dólares fuera del país y regulaciones gubernamentales. Esos son algunas de las principales preocupaciones y problemas que enfrentan las grandes compañías del mundo que tienen parte de sus operaciones en la Argentina a la hora de detallarle a sus inversores en el extranjero qué pasó con su rentabilidad durante el ejercicio 2023.
Los reportes se presentan anualmente ante la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC), antes del 30 de abril de cada año. Empresas como Coca-Cola, Mondelez, Stellantis y Telefónica consideran que el país tiene una “economía hiperinflacionaria” desde julio de 2018, ya que los criterios que utilizan para tal definición es acumular una inflación del 100% en los últimos tres años. Solo en 2023, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) acumuló 211,4%, un fenómeno que desequilibra los balances de las empresas.
“La contabilidad altamente inflacionaria se activa cuando la inflación acumulada en tres años de un país excede el 100%. Requiere la remedición de los estados financieros de las subsidiarias en el país, desde la moneda funcional de la subsidiaria hasta nuestra moneda de informe en dólares estadounidenses, registrándose en resultados las ganancias o pérdidas de las remediciones monetarias. En este momento, dentro de nuestras entidades consolidadas, la Argentina y Turquía se contabilizan como economías altamente inflacionarias”, dijo el informe de Mondelez.
La realidad de las multinacionales contrasta con el parámetro argentino. Localmente, el término se utiliza para describir fenómenos como el que ocurrió entre 1989 y 1990, cuando la inflación fue de 4923,6% anual y 1343,9%, respectivamente. Por eso, desde el Gobierno celebraron haber “evitado la hiperinflación”, luego de que el Índice de Precios al Consumidor se desacelerara por tercer mes consecutivo, a 11% mensual en marzo y 287,9% interanual. Sin embargo, en retrospectiva, actualmente no hay ningún país del mundo que se acerque a estos valores. Por detrás, se encuentran Siria (140% anual a diciembre), Líbano (123% en febrero), Venezuela (89%) o Turquía (68,5%).
Mondelez, firma que se encuentra detrás de marcas como Milka, Oreo, Tang y Beldent, detalló que la Argentina representa el 1,6% de sus ingresos consolidados a nivel mundial. Por la alta inflación, registraron pérdidas de remedición (el proceso de medir nuevamente los activos y pasivos para alcanzar un valor más realista) por US$79 millones. Además, advirtieron que los impactos de los estados financieros en períodos futuros “podrían ser significativamente diferente a los valores históricos” por la continua volatilidad del peso.
Otro inconveniente que tuvieron las compañías fue con el tipo de cambio mayorista, que a pocos días de cerrar el balance 2023 se devaluó un 54%. El 13 de diciembre, a pocos días de que Javier Milei asuma la Presidencia, el Banco Central convalidó que esta cotización trepe de $366,45 a $800. Para las firmas internacionales, que utilizan el dólar como referencia de sus informes financieros y de transacciones, significó un abrupto cambio en sus balances y algunas aclararon que podría “afectar material y adversamente la demanda futura de nuestros productos”.
“El aumento del coste de los ingresos en 2023 en comparación con 2022 se debió principalmente a (…) pérdidas por devaluación de Є147 millones relacionadas con el peso argentino resultantes de las políticas económicas del nuevo gobierno y a la no repetición de asuntos relacionados con 2022″, mencionó Stellantis, uno de los principales fabricantes de automóviles a nivel global, con marcas como Alfa Romero, Citroën, Fiat, Jeep y Peugeot, además de señalar otros motivos internacionales.
Por otro lado, la multinacional recordó que tienen efectivo y equivalentes al afectivo retenidos en ciertos países extranjeros, que están sujetos a regulaciones locales de controles de cambio que establecen restricciones sobre la cantidad de dinero que puede salir del país. Esto sucede “principalmente en la Argentina”, donde tienen Є470 millones parados al 31 de diciembre de 2023, y en Rusia.
“Las condiciones económicas, políticas y sociales volátiles y los disturbios civiles en ciertos mercados en los que se fabrican, distribuyen o venden nuestros productos, incluidos la Argentina, Brasil, China, México, Medio Oriente, Pakistán, Rusia, Turquía y Ucrania, y los controles o fluctuaciones de divisas en algunos de estos mercados internacionales continúan, y la amenaza o imposición de nuevos o mayores aranceles o sanciones u otras imposiciones en o relacionadas con estos mercados internacionales pueden resultar en entornos operativos desafiantes”, consideró PepsiCo en su balance anual.
Su competencia, Coca-Cola Company, detalló que la Argentina representa el 10,8% de las ventas en América del Sur, por detrás de Brasil y Colombia. Durante el año pasado, vendieron 178,8 millones de cajas unidades, un 2,7% más que en 2022. Sin embargo, disminuyó el portafolio de refrescos en 3,1%, sobre todo en la línea cola (-0,9%) y otros refrescos saborizados (-11,7%), que se compensó por un incremento en agua embotellada (31,1%) y agua a granel (50,7%).
La empresa mencionó al país en reiteradas ocasiones. Explicaron que en diciembre de 2023 el Gobierno aumentó la tasa del impuesto PAIS al 17,5% para las importaciones de bienes y fletes, aplicable a las operaciones en moneda extranjera, que representa “un costo adicional para nuestras operaciones en la Argentina”. También dijeron que “la continua hiperinflación” que tiene el país podría “afectar negativamente nuestra posición financiera y resultados de operación”.
“La demanda y las preferencias de los consumidores, los precios reales y los costos de las materias primas están fuertemente influenciados por las condiciones macroeconómicas, que varían según el país y pueden no estar correlacionadas. Además, las condiciones económicas adversas pueden afectar y reducir el ingreso per cápita del consumidor, afectando así negativamente la demanda de nuestros productos como resultado de una disminución en el poder adquisitivo del consumidor. El deterioro o períodos prolongados de condiciones económicas débiles en los países donde realizamos operaciones pueden tener, y en el pasado han tenido, un efecto negativo en nuestra empresa y un efecto material adverso en nuestro negocio, situación financiera y resultados de operaciones”, agregaron, aunque la descripción fue generalizada a nivel regional.
Telefónica tuvo sus propias complicaciones en las operaciones locales, relacionadas con el cambio en las reglas del juego. La empresa explicó que por el Decreto de Necesidad y Urgencia 690/2020, que publicó la administración de Alberto Fernández durante la pandemia de covid-19, el Estado pasó a fijar los aumentos de los servicios de telefonía, internet y cable. Eso modificó “sustancialmente el régimen jurídico” de los contratos de licencia para prestación de servicios y autorización que había firmado con el Estado, lo que afectó “el cumplimiento de sus obligaciones” y privó a la firma de “derechos esenciales”. La empresa fue a la Justicia y obtuvo dictamen favorable, obteniendo una prórroga del DNU válida por seis meses, hasta que recientemente el nuevo gobierno derogó la normativa.
En Latinoamérica, el riesgo de tipo de cambio se considera actualmente “moderado” por el Grupo Telefónica, “excepto en la Argentina y Venezuela”, ya que son considerados países hiperinflacionarios. Además, agregaron que en estas dos economías experimentaron “escasez de reservas” de divisas, lo que derivó en restricciones a la capacidad de transferir fondos hacia el exterior o convertir monedas locales a dólares, lo que limita la capacidad de la empresa para “repatriar fondos desde ciertas subsidiarias de dichos países”.
“En la Argentina, los riesgos macroeconómicos y cambiarios siguen siendo elevados. Los principales desafíos internos incluyen lograr el consenso político y social necesario para reducir el déficit público y reconstruir las reservas internacionales en un contexto de alta inflación, que pone en peligro el logro de los objetivos de la nueva administración. En el frente externo, una desaceleración global que conduzca a una reducción de la demanda de productos exportados y precios más bajos resultaría en menores entradas de divisas, aumentando la vulnerabilidad a la volatilidad en los mercados financieros internacionales. Finalmente, la aplicación de medidas de control de precios y las restricciones cambiarias aún existentes podrían afectar negativamente a la rentabilidad de Telefónica”, aseveró.
Por Melisa Reinhold – Fuente LN