Golpes, gritos y hasta agua arrojada entre legisladores libertarios dejaron al descubierto la falta de liderazgo en el espacio de Javier Milei. En plena ofensiva opositora, las internas debilitan al Gobierno.
El Congreso fue escenario de un verdadero escándalo cuando diputados de La Libertad Avanza, el partido del presidente Javier Milei, protagonizaron enfrentamientos físicos y verbales en plena sesión. Golpes de puño entre Oscar Zago y Lisandro Almirón, junto con un cruce acalorado entre Marcela Pagano y Lilia Lemoine, dejaron en evidencia la fractura dentro del oficialismo en un contexto de creciente presión de la oposición.
Las imágenes de los legisladores libertarios peleándose entre sí mientras en las calles se desarrollaban protestas con la presencia de barrabravas y agrupaciones opositoras, generaron una fuerte preocupación en el Gobierno. La interna libertaria se desató en medio de una ofensiva del peronismo y la izquierda, que busca frenar las facultades delegadas al presidente y bloquear su agenda legislativa.
Un oficialismo dividido y sin conducción clara
El conflicto entre Zago y Almirón no es nuevo. La tensión entre ambos creció desde que Zago fue desplazado de la presidencia del bloque oficialista y reemplazado por Gabriel Bornoroni. La gota que rebalsó el vaso fue el voto de Zago para investigar a Milei por el caso de la cripto $Libra, lo que fue interpretado como una traición.
Por otro lado, el enfrentamiento entre Pagano y Lemoine responde a una disputa de larga data. La ex periodista y la influencer se distancian por diferencias políticas y personales que se remontan a la campaña electoral. Las críticas de Lemoine a los vínculos de Pagano con Rusia y el fugaz nombramiento (y posterior remoción) de esta última como presidenta de la Comisión de Juicio Político, solo profundizaron la grieta entre ambas.
El episodio dejó en evidencia la falta de liderazgo y cohesión interna en La Libertad Avanza. Mientras Martín Menem, presidente de la Cámara de Diputados, intentaba dar por finalizada la sesión, los libertarios continuaban con su espectáculo de enfrentamientos y recriminaciones.
Un Gobierno debilitado en medio de la ofensiva opositora
La crisis interna del oficialismo ocurre en un momento crítico. Desde el peronismo, Cristina Kirchner advirtió recientemente que el “reloj de arena” de Milei se está agotando, mientras que desde el kirchnerismo y la izquierda se articulan movilizaciones y estrategias para debilitar al Gobierno en el Congreso.
A esto se suma la creciente dificultad del oficialismo para sostener su estructura en el Senado, donde el bloque ya sufrió la baja del legislador Francisco Paoltroni, quien se distanció del Gobierno. En una cámara donde el kirchnerismo cuenta con 34 bancas y busca recuperar la mayoría, la fragmentación de La Libertad Avanza se convierte en un problema aún mayor.
Un 2025 marcado por la incertidumbre política
El contexto político es cada vez más tenso. Con un año electoral en marcha, los espacios políticos se preparan para una disputa feroz. Por un lado, Cristina Kirchner busca recomponer el liderazgo peronista, mientras que Mauricio Macri intenta mantener su influencia en la oposición de centroderecha.
En este clima de tensión, el diputado provincial Agustín Romo lanzó un mensaje desafiante:
“Nos van a tener que matar a todos para sacarnos del Gobierno. ¿Qué carajo se pensaron? Les ganamos a todos y vamos a honrar el voto del pueblo argentino con nuestras vidas si es necesario. ¡Chorros de mierda!”
Más allá de la retórica encendida, lo cierto es que el Gobierno enfrenta un desafío doble: la presión opositora y sus propias fracturas internas. Mientras Milei busca consolidar su poder, la realidad legislativa y política le impone obstáculos cada vez más difíciles de sortear.
