El ministro de Economía consiguió el aval del Tesoro de Estados Unidos y del FMI para sostener el esquema cambiario sin intervención directa del Banco Central. El acuerdo incluye un swap por USD 20.000 millones y apunta a contener la presión sobre el dólar antes de los comicios legislativos. Persisten las dudas del mercado sobre qué pasará después del 26 de octubre.
Tras una semana de negociaciones en Washington, Luis Caputo regresó al país con el apoyo explícito del Tesoro de Estados Unidos y del Fondo Monetario Internacional (FMI) para sostener el actual régimen de bandas cambiarias sin devaluar el peso antes de las elecciones legislativas.
El entendimiento alcanzado con el secretario del Tesoro, Scott Bessent, incluye un swap financiero por USD 20.000 millones, que permitirá al Tesoro argentino vender dólares a cambio de pesos para mantener el tipo de cambio dentro de la franja acordada. Se trata de una maniobra inédita en la región que, según fuentes del mercado, involucró a bancos como Citi, JPMorgan y Santander.
El anuncio de Bessent en la red X tuvo efecto inmediato: el dólar bajó y los activos argentinos repuntaron, revirtiendo la tendencia de septiembre. En una entrevista posterior, el funcionario estadounidense elogió el programa de ajuste fiscal de Javier Milei y ratificó que “la banda cambiaria sigue siendo adecuada para su propósito”. Además, subrayó que el peso argentino “está subvaluado” y que la operación no implicará pérdidas para Estados Unidos.
Desde el FMI, la directora Kristalina Georgieva respaldó el esquema con un mensaje en la misma línea: “El ancla fiscal y cambiaria de Argentina son pilares sólidos para estabilizar la economía y acumular reservas”, afirmó.
El apoyo internacional llega en un momento crítico. En las últimas semanas, el Tesoro había agotado casi todos sus recursos para intervenir en el mercado, tras vender más de USD 2.000 millones para frenar la suba del dólar sin tocar las reservas del Banco Central. El equipo económico enfrentaba una creciente desconfianza de los inversores y una marcada dolarización de carteras.
Según el economista Claudio Caprarulo (Analytica), la ayuda de Estados Unidos “llega en el momento justo” y garantiza la continuidad del esquema de bandas hasta las elecciones, aunque persiste la incertidumbre sobre la política cambiaria posterior. “Puede mejorar expectativas y reducir la dolarización en el corto plazo, pero el interrogante sigue siendo qué pasará después del 26 de octubre”, advirtió.
El mercado financiero, sin embargo, mantiene cautela. Un informe de JP Morgan alertó que Argentina deberá ampliar su consenso político y recalibrar el esquema después de los comicios si quiere sostener la estabilidad. Desde StoneX, Ramiro Blázquez definió la medida como “un evento único, que busca sostener el peso hasta las elecciones, no más allá”.
La estrategia oficial apuesta a evitar una devaluación abrupta y llegar con calma cambiaria a los comicios legislativos. Para el Gobierno, el respaldo de Washington y del FMI representa una señal política de alto valor: una muestra de confianza en la disciplina fiscal de Milei, pero también una advertencia sobre los límites del esquema actual.
El desafío inmediato será mantener la estabilidad sin perder reservas. Después de octubre, la atención se concentrará en la capacidad del equipo económico de transformar este alivio transitorio en un marco duradero de confianza e inversión.


