Vive en estado de alerta permanente y recurre a medidas de prevención para mantener en reserva la dirección de donde vive; la asesora en comunicación y el rol de su nueva abogada
Sonó el timbre en el departamento Fabiola Yañez. Eran las 2 de la tarde del miércoles. Faltaba una hora para su declaración judicial por el caso violencia de género contra Alberto Fernández. Ese timbre la asustó como si fuera una alarma, una amenaza para su seguridad. Ella ya estaba lista para encontrarse con su abogada, pero cambió de planes. Dejó de responder el teléfono y salió a buscar a su custodio para moverse, de una vez, hasta el consulado argentino. Pero el timbre, en realidad, era una falsa alarma, ninguna amenaza.
Si Yáñez sintió cierto alivio después de hacer públicos algunos detalles de la violencia que sufrió por parte del expresidente, los días posteriores a su primera entrevista se vivieron con miedo, angustia y paranoia para ella y su entorno, según reconstruyó LA NACION de fuentes cercanas. “No tiene miedo por lo que dijo sino más bien por lo que sabe después de estar tantos años al lado suyo”, resumieron.
Yáñez sigue al pie de la letra los protocolos de seguridad. La dirección exacta de su casa la conocen muy pocas personas, como le sugirieron para resguardarse. De hecho, cuando terminó su declaración en el consulado argentino, el Nexus gris que la llevaba aceleró a fondo sobre el Paseo de la Castellana para dejar atrás a fotógrafos que intentaron seguirla.
Llegar hasta su departamento en el centro de Madrid es una carrera de postas. Varias personas que la visitaron fueron citados en algún lugar cercano para, luego, ser acompañados a pie hasta el domicilio. Una escena que también se repite cuando se junta con sus custodios de la Policía Federal. Nunca la pasan a buscar por la puerta de su edificio, ni siquiera repiten el punto de encuentro, comentaron fuentes oficiales.
El sábado pasado, cuando tuvo que moverse hasta el Hotel Emperador, en Gran Vía, para darle la entrevista a Infobae, se subió al auto de su custodio, pero el coche -con llave eléctrica- no volvió a encender. Ella se asustó y desde su entorno remarcaron que en ese momento hasta los teléfonos celulares se apagaron. Después denunció que habían puesto inhibidores para impedirle trasladarse. Desde el Gobierno no se pronunciaron sobre esa acusación, pero fuentes oficiales le quitaron verosimilitud a esta versión.
El círculo de Yáñez en Madrid se puede contar con los dedos de una mano. Y sobran dedos. Está su madre, Miriam Yañez Verdugo, que la acompaña en todos los cuidados de su hijo Francisco. Y a su lado siempre aparece una amiga que se presenta públicamente como Mariana González. Una enigmática argentina que también viviría en esta ciudad, que lleva adelante varias gestiones, entre ellas los diálogos con algunos medios de comunicación, coincidieron tres fuentes ante la consulta de LA NACION. A estos íntimos se sumó la abogada, Mariana Gallego, que aunque conoció a su cliente en este primer viaje, mantiene una comunicación con ella.
El primer indicio de la preocupación por la seguridad se evidenció cuando Yáñez pidió un cambio de custodio, apenas se conocieron que los chats del teléfono de María Cantero, la secretaria privada de Fernández, la involucraban personalmente. No quería que su cuidado quedara a cargo de ningún agente que hubiera estado ligado a quienes trabajaron para su expareja. Por eso, la Policía Federal finalmente envió a dos personas del departamento de Custodias que no eran personal “residual” del expresidente, explicaron fuentes oficiales.
¿Cómo funciona el cuidado sobre Yáñez? Los policías no hacen una guardia de 24 horas sobre el departamento. Cuando ella tiene que salir se comunica con los custodios, que suelen llevarla con un coche, como ocurrió cuando tuvo que recorrer esas 15 cuadras que separan su casa del consulado argentino. Los custodios están muy cerca suyo, en un alojamiento de bajo coste, según pudo reconstruir LA NACION. Tal como adelantó este medio, el costo mensual del Estado para que dos policías argentinos cuiden a la ex primera dama en esta capital asciende aproximadamente a unos 36.000 dólares. El Estado se hace cargo del hospedaje, la alimentación y de cualquier tipo de gastos que tengan durante su estadía en Europa.
Cuando Alberto Fernández hizo público a través de la red social X que viajaría a España, el Ministerio de Seguridad inició gestiones con sus pares del gobierno español para firmar un convenio que permitiera un cuidado mutuo de sus fuerzas de seguridad para funcionarios que vivieran en estos países. Así, la Policía Nacional de España podría darle cuidado a Fernández y Yañez con un presupuesto mínimo para el Estado. Querían lograr el mismo acuerdo que, tiempo atrás, se estableció para la expresidenta Isabel Martínez de Perón -también vive en Madrid-, que desde hace años es cuidada por la Guardia Civil española. Pero el convenio para la seguridad de Yañez no llegó a firmarse. En el medio, la relación entre los presidentes Javier Milei y Pedro Sánchez se quebró hasta ocasionar una inédita crisis diplomática que persiste hasta la actualidad.
El escándalo que involucra al expresidente argentino recién en las últimas horas se metió en la conversación pública española, pero no justamente para zanjar posiciones entre ambos gobiernos. “¿A qué hora empiezan las manifestaciones de las supuestas feministas en España y Argentina para defender a esta mujer?”, desafió María Isabel Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, que viene de ser anfitriona de Milei en su último viaje a Madrid. La líder del Partido Popular sacó ventaja de la desgracia política de Fernández, un amigo del presidente Sánchez, que aceptó con gusto tenerlo cerca de Moncloa y que, por ahora, prefiere guardar silencio.
Fuente LN